martes, 21 de abril de 2009

un cuentito

Cuando Facundo se subió a aquel tren ignoraba que ese viaje le cambiaría la vida para siempre. El párroco de la iglesia del pueblo donde había nacido trece años antes le había pedido por favor que acompañara a Andrea, la monjita, y él no había sabido negarse.
Se habían sentado uno junto al otro con la confianza que les daba tantos años de verse en la iglesia, un domingo tras otro, aunque nunca hubiesen intercambiado más que diez palabras seguidas.
Facundo jamás pudo explicarse que lo hizo despertarse en la mitad de la noche. Cuando se despertó, Andrea hablaba sola y lloraba. No. No hablaba sola. Hablaba con alguien que Facundo no podía ver, quizás porque estaba todo oscuro o él estaba demasiado dormido. Ella hablaba y lloraba. Y él no pudo seguir durmiendo. La curiosidad lo despabiló. Tenía que saber con quién hablaba Andrea y por qué lloraba tanto. El estaba ahí para cuidarla.

Cuando Andrea se subió a aquel tren sabía que ese viaje le cambiaría la vida para siempre. El párroco de la iglesia del pueblo donde había vivido los últimos catorce años, prácticamente la había obligado a tomar aquella decisión.
Se había sentado al lado de Facundo y esperado a que él se durmiera par soltar el llanto y sin darse cuenta, se descubrió a sí misma justo en el mismo momento que Facundo la descubría, hablando con él, ensayando lo que quería decirle, buscando las palabras que menos le dolieran y más la perdonaran.
Y ahora que él la estaba mirando se preguntaba si había llegado, por fin, el momento de confesar la verdad, o si sería mejor inventar otra historia más creíble.
Como ella no sabía cómo se le dice a un hijo la verdad, se hizo la dormida, se hizo la sonámbula.
-Hablabas en sueños- le dijo Facundo- No sé que decías. ¿Te acordás que soñabas?
-Soñaba con ser madre- dijo ella- y no ser mentirosa.

6 comentarios:

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

Está muy bueno. Dos perspectivas para el mismo suceso y el nudo al final.
Me desconcertó un poco descubrir que eran madre e hijo. Había anticipado erróneamente un encuentro sexual. Ja ja!!

maria b dijo...

Gracias Walter!!

laura dijo...

qué lindo cuentito!me encanta la forma en que está escrito.

maria b dijo...

Gracias Laura!!! (por todo)

laura dijo...

de nada,por nada!

AnaJ. dijo...

Excelente historia!
Me ha encantado :)
Ana