martes, 30 de marzo de 2010

sabiduría tanguera


Ayer, bailando unos tangos, me di cuenta Justificar a ambos ladosque ponía demasiada energía en la cabeza. Esto es, apoyaba demasiado la cabeza en mi compañero. Como si la comunicación pudiera darse de cabeza a cabeza. No es así. No funciona así. O mejor dicho, así no funciona. Don't work. No va a andar.

El tango es un idioma. Como se baila de a dos, y se baila sin palabras,el movimiento nace en uno de los miembros de la pareja. Si los dos se movieran espontáneamente sería imposible que lo hicieran para el mismo lado. Uno debe conducir. El que cumple el rol de hacer nacer el movimiento es el hombre. El es el que conduce a la mujer. Se dice que la hace bailar, la baila. Para eso, el hombre debe poder comunicarle a la mujer hacia donde quiere llevarla, que quiere que hagan juntos. Con la mayor fluidez posible. Casi sin que se note. En esa fluidez está el placer del baile. La mujer no se debe sentir forzada. Para eso, ella debe poder recibir , decodificar el mensaje del hombre.
Así, paso a paso, juntos, construyen la danza.
Los dos cuerpos se comunican. Pero hay una parte del cuerpo de los dos que es la más importante. Es allí donde se produce o no el pase de la información.
Esa parte es el pecho. Los dos deben poner el pecho. Pecho con pecho en un abrazo que es usina de todos los movimientos posibles.

No es con la cabeza, es con el pecho. Con el corazón.
Funciona así.

miércoles, 24 de marzo de 2010

el tiempo del amor




Hoy escuché por ahí que el amor a primera vista (ése que nos enseñaron que es el más verdadero de todos, el "ME GUSTÓ DESDE QUE LO VÍ" ) quizás sea tan tonto y superficial como esas melodías fáciles que se nos pegan apenas las escuchamos.
Y hay otros amores, como algunos libros, que necesitan más de una lectura para apreciarlos bien. Que se nos escabullen en el primer encuentro, que reservan secretos para quien los lee por segunda vez. Y por tercera. Y por cuarta. Y por...enésima vez.
AMORES (libros) que en cada nueva lectura sorprenden, ofrecen una palabra nueva, un nuevo sentido, un nuevo placer.

domingo, 21 de marzo de 2010

la guerra es una droga, el deseo una vacuna


La guerra es una droga. Con esa hipótesis empieza la película.
Ubica la guerra, la violencia del lado de las enfermedades de la humanidad.
Una peste, una adicción.

Hoy todavía impactada por la fuerza de sus imágenes al límite de lo tolerable, sigo pensando.
La vida cuando se vacía empuja a la droga. Después,la droga vacía la vida.
Por eso se hace tan difícil salir de las adicciones, porque llega un momento que no hay nada más. Una vida vacía llena de droga, o de guerra, o de destrucción, o de autodestrucción. Es lo mismo.

Y apuesto. De las adicciones se sale por el camino del deseo. Una vida llena de deseo tiene poco lugar para la guerra. Una vida llena de deseo nos vacía de guerra.
El deseo: la vacuna y el antídoto.
Antes, previene. Después, cura.





lunes, 15 de marzo de 2010

Aguas tibias


En días como hoy me pregunto si no estoy, ya,cocinada, como las ranas.
Es una idea triste, y algunos días, irrebatible.
A las ranas las cocinan vivas.
Les ponen agua tibia. Se sienten cómodas y se van quedando dormidas. El cocinero va subiendo la temperatura del agua...hay un momento en que uno ya no está más dormido. Uno está apunto. Para la sopa.

Cuando se me pase, voy a pensar que estoy a tiempo. Todavía puedo dar un buen salto y escapar de la olla.
Cuando se me pase, voy a pensar: ¡ojo, con las aguas tibias!