jueves, 9 de abril de 2009

A martillazos

Si la interpretación no puede acabarse nunca es, simplemente, porque no hay nada que interpretar. No hay nada absolutamente primario que interpretar, pues, en el fondo, todo es ya interpretación; cada signo es en sí mismo no la cosa que se ofrece a la interpretación, sino interpretación de otros signos.

La interpretación no aclara una materia que es necesario interpretar y que se ofrece a ella pasivamente: ella no puede sino apoderarse, y violentamente, de una interpretación ya hecha, que debe invertir, revolver, despedazar a golpes de martillo.

(de Nietzsche, Freud, Marx)

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