viernes, 5 de septiembre de 2008

cada vez más líquida

Creo que Amor Liquido me produce el efecto contrario de lo que busca su autor.
A mí, me amiga con lo líquido. Z.B escribe:
"Si uno viaja en tren, ve y oye, adolescentes de ambos sexos y jóvenes que informan a sus hogares por cual estación acaban de pasar. Uno diría que están contando los minutos que los separan de sus seres queridos y que no ven la hora de poder mantener esas conversaciones cara a cara. Pero quizás no haya pensado que muchas de esas charlas por celular no eran el prolegómeno de una conversación más sustancial a producirse al llegar, sino un sustituto de ella. Que esas charlas no preparaban el terreno para algo real, sino que eran lo real en si. Que muchos de esos jóvenes anhelantes de informar a sus interlocutores invisibles acerca de su paradero, ni bien llegan s sus hogares correrán a sus cuartos a cerrar la puerta con llave detrás de si."


"Los hogares ya no son un lugar de recreación compartido, de amor y amistad, sino el ámbito de disputas territoriales, un conjunto de búnkeres fortificados. Hemos cruzado el umbral de nuestras casas individuales y hemos cerrado sus puertas, y luego hemos cruzado el umbral de nustras habitaciones y hemos cerrado sus puertas. El hogar se transforama en un centro de recreaciones multipropósito donde los miembros del grupo familiar pueden vivir, en cierto sentido, separadamente codo a codo."


"Cuanto más atención y esfuerzos de aprendizaje consumen la proximidad de tipo virtual, menos tiempo se dedica a la adquisición y ejercicio de las habilidades que la proximidad no-virtual requiere. Tales habilidades caen en desuso: son evitadas, olvidadas o directamente jamás aprendidas, o se recurre a ellas cuando no queda más remedio y a regañadientes."

Yo, después de leerlo, pienso:
Primero: me siento identificada. Para mi sorpresa (yo me sorprendo de que mi hogar sea como es), mi hogar, con dos hijos adolescentes es uno de esos centros de recreación multipropósito. En este mismo momento, yo escribo, y cada uno de ellos está conectado a su máquina, con su
celular cerca y escuchando su música. Cada uno haciendo lo que le gusta, para qué negarlo.
Segundo: sí, yo sí siento (hasta hoy) cierta nostalgia de "lo que nunca jamás sucedió": Mis hijos llegan, los espero con mate y biscochitos de grasa, o coca-cola y tostados o café con leche con medialunas. Conversamos largo y tendido de las pequeñeces de la vida cotidiana. Y de sobremesa, jugamos un chinchón. Una antigüedad. No existe. Fue, para mí. Para ellos, ni fue.
Tercero y confesión: ¡¡Por fin entiendo porque sí soy una hinchapelotas!! (y no es ninguna ironía)
Cuarto:¿ por qué las generaciones anteriores no aceptamos que las cosas cambian?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece entonces que vivo con una extraterrestre porque mi hija de 16 años hace esas cosas si, esta en la compu, escucha musica, mira la tele habla por celular y masca chicle, todo esto junto obvio pero tambien comemos juntas y miramos los simpson y nos cagamos de risa de ver los mismos capitulos 100 veces, me cuenta como le fue en la escuela y como anda son las materias que no soporta, cuando no quiere ir a la escuela me lo dice y sigue de largo durmiendo idem yo,va a la cancha con el padre los dos son de boca yo no voy porque me embola el futbol, bueno eso, a veces pienso que vivimos con un ser extraño de otro planeta tipo Alf =-)

Anónimo dijo...

Yo no podria decir que aquellos vinculos de antaño,gestados con mucho tiempo de compartir,mate y galletitas de por medio,son garantia de solidez.Si una observa a su alrededor,no todas esas relaciones resultaron tan duraderas ni tan espontaneas,aparecen muchos silencios,mucha hipocresia y fundamentalmente mucho sosten desde lo formal.Tendriamos que esperar unos cuantos años para ver que sucede con los vinculos supuestamente liquidos de hoy...no se si vincularse via chat,con pocas palabras es una base menos solida que la de antes.